Se acabaron las vacaciones, en las que uno descansa, carga pilas y ayudan a sentirse uno diferente. Lamentablemente, en el cotidiano día a día, todo sigue igual, y unos cuantos (pocos afortunadamente) tocapelotas en el trabajo siguen boicoteando para que todo vuelva a ser como antes: negativo, desagradable y poco efectivo. Trabajar en tensión, en dictadura, y que esas características vengan dadas más por tus compañeros de trabajo que por la tarea en sí, es agobiante, patético e inconsentible.
Trataremos de que venza el sentido común por encima de la barbarie.
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