domingo, 28 de febrero de 2016
MIGUEL DE CERVANTES
MIGUEL DE CERVANTES, poeta, soldado, novelista, aventurero, dramaturgo.
Ni en mil vidas correríamos todas las aventuras que este hombre corrió en una sola. Ni en mil vidas seríamos capaces de aportar a la Cultura Universal, una obra tan espléndida como la suya. Gracias Cervantes.
viernes, 12 de febrero de 2016
EL PERDON
Hace unos días murió mi abuela. Me gustaría poder decir que mi abuela era "mi abuelita" esa que mima y te cuida, pero en realidad era no era así. Había mucho amor entre nosotras, lo puedo asegurar, pero la relación estaba herida por mi anuncio hace unos años de los abusos sexuales que sufrí de niña por parte de mi abuelo y por mi ruptura de pareja. Ninguna de ambas situaciones fue aceptada por mi abuela de tal manera que a partir de entonces consideró negativo y recriminaba casi todo lo que yo hacía y decía. La crudeza de sus comentarios ante esas dos situaciones vitales mías, en un momento de profunda fragilidad por mi parte,(estuve en terapia por ambas) hizo que nos distanciáramos. El anuncio un tiempo más tarde de que entraba en mi vida una nueva pareja, o posteriormente que esperaba un bebé, no mejoraron la situación.
Con ese conflicto interno entre el dolor y el amor, el rencor y recuerdo, recorrí los 1000kms que separan mi ciudad de mi pueblo, donde mi abuela murió. Sabiendo, además que el regreso suponía otros 1000kms. ¿Me encontraría rabiosa, fría, triste, dolida, resentida?
Cuando llegué ante su féretro, sin embargo, las palabras que me surgieron fueron: "Te perdono". Así, sin más, sin haberlo preparado antes, desde el corazón directamente. Al día siguiente, en el entierro, ante los restos de mi abuela y los de mi abuelo, que al fin descansan juntos, también volví a sentir ese "Te perdono" esta vez a mi abuelo y sus abusos.
Las lágrimas limpiaron, las palabras sanaron, el perdón nos liberó.
Y así, se cerró una etapa dolorosa que empezó desde niña aún sin yo saberlo, con un estigma que se encrudeció ante la adolescencia, la juventud y las primeras relaciones sexuales y que tuvo su mayor crisis ya de adulta cuando pude poner palabras a lo sucedido y tomar decisiones al respecto, para solucionarlo.
Con ese conflicto interno entre el dolor y el amor, el rencor y recuerdo, recorrí los 1000kms que separan mi ciudad de mi pueblo, donde mi abuela murió. Sabiendo, además que el regreso suponía otros 1000kms. ¿Me encontraría rabiosa, fría, triste, dolida, resentida?
Cuando llegué ante su féretro, sin embargo, las palabras que me surgieron fueron: "Te perdono". Así, sin más, sin haberlo preparado antes, desde el corazón directamente. Al día siguiente, en el entierro, ante los restos de mi abuela y los de mi abuelo, que al fin descansan juntos, también volví a sentir ese "Te perdono" esta vez a mi abuelo y sus abusos.
Las lágrimas limpiaron, las palabras sanaron, el perdón nos liberó.
Y así, se cerró una etapa dolorosa que empezó desde niña aún sin yo saberlo, con un estigma que se encrudeció ante la adolescencia, la juventud y las primeras relaciones sexuales y que tuvo su mayor crisis ya de adulta cuando pude poner palabras a lo sucedido y tomar decisiones al respecto, para solucionarlo.
El perdón fue el final y el perdón es el principio de una nueva etapa de mi vida. Así lo siento.
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