Nunca le he dado demasiada importancia al tema de las bodas. Pensaba, y pienso, que una relación es un compromiso entre dos personas, y el matrimonio, no deja de ser el contrato burocrático para ello. Además, como soy bastante tímida, eso de ser el centro de atención de todas las miradas me da un recelo enorme. Sin embargo, lo que es la vida, dados los últimos acontecimientos me fui a probar unos vestidos de novia el otro día. Todo muy casero, pequeño, y de barrio. Me probé vestidos de colores y también cortos, preciosos por cierto. Y, de pronto, me probé un vestido largo. Al mirarme al espejo... algo sucedió. La sensación de magia, de princesa... me atrapó. Entendí esos nervios de las novias, la diversión de probarse mis y un vestidos, porqué las chicas se gastan tanto dinero en un vestido...Sentirse novia, tuvo, de pronto, todo el sentido del mundo.
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