domingo, 11 de diciembre de 2011

PUEBLO

     La vida en el pueblo siempre me sorprende, tan lenta, tan llena de tiempo. Es diferente a la que conozco de una ciudad, rápida, trepidante, vertginosa. Sin embargo, no puedo decir que escoja vivir en un pueblo, creo que tanta calma... acabaría con mis nervios. Tal vez un término medio es lo más adecuado: vivir en una ciudad pero disponer de más tiempo libre, o vivir en un pueblo grande, de esos cercanos a una gran ciudad. Y es que siento que la paz de un pueblo, la calma, el silencio... te atrapan hasta el ahogo. No es extraño entonces que en los pueblos haya menos índice de ataques al corazón que en una ciudad, pero más de enfermedades mentales o alcoholismo. Sin una evasión ¿Quien lo aguanta?

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